¿Sabes qué es lo que distingue a un verdadero “gran fotógrafo” de uno que no lo es? No es la posibilidad de viajar a rincones recónditos que pocos fotógrafos han pisado antes, ni tampoco el contar con bellísimas modelos para retratar. Me dirás que es la cámara, pero tampoco. La cámara es una parte necesaria para captar la foto, las hay mejores y peores, pero una foto al fin y al cabo todas las cámaras pueden tomar.
Uno de los aspectos que más distinguen a un buen fotógrafo es su objetivo. Una buena foto la consigues con una buena cámara, pero una foto espectacular sólo sale de una óptica espectacular también.
Si las fotos que consigues con tu cámara de fotos réflex no te llenan del todo, si crees que tienes una buena cámara pero los resultados no son como te los imaginas antes de disparar, sigue leyendo. En este artículo te traigo 3 consejos que te permitirán escoger ese objetivo que necesitas para dar el gran salto en tu fotografía réflex.
¿Por qué el objetivo… y no la cámara?
No me mal interpretes no quiero poner en confrontación objetivo contra cámara. Ambos son piezas clave para captar la foto. Sin embargo, en mi opinión cualquier cámara réflex hoy en día puede tomar fotos decentes. No sé de ninguna cámara réflex que produzca resultados horribles fotográficamente hablando. Tengo mis cámaras réflex favoritas, sin duda, pero pienso que cualquier cámara vale para tomar una foto decente. A partir de ahí, si lo que quieres no es una simple foto decente sino una espectacular mente buena, creativa, apabullante, distinta, revolucionaria y cautivadora, la mejor de las cámaras por sí sola se te queda corta.
La clave está en el prisma, en la óptica con que ves y capturas esa escena.
El viaje de la luz
Ya sabes que la fotografía es luz. En el momento en que pulsas el disparador de tu cámara, la luz procedente de la escena viaja por el objetivo, atraviesa todos y cada uno de los cristales que se encuentran en el interior de la lente. En ese viaje por el interior del objetivo la luz sufre una transformación que la prepara para ser la fotografía que posteriormente verás en la pantalla de tu cámara o una vez ya impresa. Toda la carga creativa en cuanto a óptica y luz se refiere se produce en ese viaje. En el momento en que la luz sale por el otro extremo del objetivo y empieza a atravesar el cuerpo de la cámara, ahí ya está todo decidido. Buena parte de la imagen ya está prácticamente definida, el resto del proceso lo hace la cámara, y aunque ahí todavía exista cierto “margen creativo”, lo más importante del asunto ya está hecho.
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